En una gota de agua vive el mar,
el desierto en el grano de arena,
la hoguera está en la llama de una vela
y en la semilla está el cacaotal.
Lleva su casa encima el caracol,
el mundo por sombrero el avestruz.
Sol y luna reflejan la luz
que arroja tu mirada al arrebol.
Poniendo el corazón en lo pequeño,
ejercitando el pulso en cada cosa.
Ama la flor, ama la mariposa,
amor que pone color a los sueños.
Amarlo todo a través de ti,
desde tu mano, desde tu pasión.
Porque aunque el brote irrumpe con dolor,
su fruto anuncia desde la raíz.
Girar, andar, amar en espiral,
amarse juntos y amar en soledad,
mientras se espera, amar, mientras se va,
porque amanece, amar, porque la mar.
Amar sin entender, sin explicar,
por accidente, amar para soltar.
Del mismo modo y con la misma verdad,
hacen sus nidos zamuro y turpial.
Los cuerpos danzan en su fundición
para el conjuro de lo original
que nos remonta al tiempo inmemorial
en el que fuimos polvo y plantación.
El brillo y la oscurana en unidad.
Con duda, duelo, certeza y valor.
Será juntar el vértigo con el amor
para encender la posibilidad.