No vi la luz sobre ciudad con nieve,
no tengo más que lo que se me dio.
No fui un prodigio y aún así llueve,
ni el prodigio me fue y amaneció.
No tuve padre preso en otros lares
y aun así pude saber de heladas.
No me criaron sobre los manglares,
tampoco tiene perlas quien no nada.
No pude percatarme de la espina,
por eso hay sangre de mi sangre en esa flor.
Tal vez no sea feliz el pájaro que trina,
de pronto llora cantando su dolor.
No tuve abuelo capitán de mil hazañas
que hiciera trazó distinto al semejante.
Tuvo que convivir con las pirañas,
durmiendo un ojo y el otro vigilante.
No pude defender nuestra bandera,
sirvió de manta para el nacimiento,
después de limpiar llanto y herida,
la hicimos llamarada contra viento.
No pude contestar con elocuencia,
ni la palabra oportuna ni la mejor.
Al parecer no le agradó a la audiencia,
ni el modo ni la forma ni el color.
Para trenzar colores en tu pelo
no me acuesto una tarde en la floresta,
no me aturden la sed y el desconsuelo.
No siempre queda menos si se resta.