Suéltate a la buena de las olas del mar,
deja tu bandera, eso no te va a salvar.
No importan tu peso ni tu número de identidad,
sentidos atentos para navegar.
Eres la madera, eres agua, eres sal.
Eres beso suave, bruma, viento y más.
Eres fruta dulce, mano, vino y pan.
Eres lo que sueñas, lo que soñarás.
Sólo faltas tú para completar la rueda
y aquí te esperamos,
los que soñaron y nunca se fueron,
los que soñamos, te esperamos:
Los amorosos, los sigilados,
los clandestinos, los compartidos,
los pendencieros,
los aburridos de siempre lo mismo,
los defensores de todas las alas y todas las risas,
los sin camisa, con penas y glorias,
los todos unidos que no figuran
en los libros de historia,
los herejes, los blasfemos,
brujas, alacranes, cangrejos,
los molinos,
los motores de la primavera en pleno.